Isanidad – Entrevista 17 de octubre 2023

El presidente de la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (Sedar) analiza los 70 años de la sociedad científica y la evolución de la especialidad

G.M.
La Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (Sedar) cumple 70 años con un gran reto por delante, “transmitir a la sociedad todo lo que aporta la especialidad”, afirma a iSanidad su presidente, el Dr. Javier García, quien no duda al asegurar que el desconocimiento de la opinión pública sobre el trabajo de los anestesistas es “responsabilidad de todos y cada uno de nosotros, los propios anestesistas”. El Dr. García señala a la Administración por la falta de especialistas y explica cómo ha cambiado la valoración de compañeros de otras especialidades sobre las capacidades de los anestesistas a raíz de la pandemia.

Han pasado siete décadas desde la creación de la Sedar. Sin embargo, es habitual escuchar a los anestesistas lamentar lo poco que se conoce la especialidad. ¿Por qué se da esta paradoja?
En la historia de la Sedar, que es el órgano de expresión máxima de la especialidad, no recuerdo que nunca un representante ni un anestesista haya explicado en medios de comunicación en qué consiste nuestra especialidad, el valor que aporta a los pacientes y toda su utilidad para el sistema sanitario. Si no explicamos a la opinión pública qué hacemos y para qué sirve nuestra especialidad es lógico que la población simplemente no sepa a qué nos dedicamos.

“Si no explicamos a la opinión pública para qué sirve nuestra especialidad es lógico que la población no sepa a qué nos dedicamos”

Otra grave desventaja a la que se enfrenta nuestra especialidad es que no existe en las facultades de Medicina como asignatura obligatoria curricular. De hecho, solamente está presente en el 35% de las universidades y, en la gran mayoría de ellas, ni siquiera es asignatura obligatoria. Por tanto, hoy día todavía el resto de compañeros tienen casi el mismo conocimiento que la población en general de lo que es nuestra especialidad. La población no sabe quiénes somos, por tanto, los políticos, la administración y los medios de comunicación desconocen profundamente las funciones y lo que aportamos a los pacientes.

Tras tres años de análisis muy profundo de la situación de la especialidad, hay que decir que los únicos responsables de esta situación somos los médicos anestesistas. Si cada uno de los nueve mil anestesistas que existen en España hubiesen comunicado a 200 personas en qué consisten sus funciones, en tan solo 20 años el 100% de los 48 millones de españoles sabrían a ciencia cierta lo que es nuestra especialidad. Por tanto, son 70 años de sociedad científica, pero realmente son tres años desde que empezamos a informar efectivamente de nuestra especialidad.

“Hemos conseguido reducir la mortalidad de 150 a 200 veces, y no se debe ni a nuevos fármacos ni a nuevas monitorizaciones, sino al incremento progresivo de conocimientos y competencias de los nuevos anestesistas”

La medicina y la anestesiología ha experimentado avances que eran casi inimaginables hace 70 años, ¿ser especialista en anestesiología y reanimación tiene poco que ver hoy con lo que era hace décadas?
Efectivamente, un especialista en anestesia y reanimación de ahora nada tiene que ver con un especialista de hace 40 o 50 años. Hay que recordar que nuestra especialidad empezó con cursillos de unas pocas horas y de unos pocos créditos. Cuando se consiguió la especialización MIR oficial, en 1978, la formación era de dos años y, actualmente, son cuatro. Estamos un año por debajo del tiempo mínimo que se considera para adquirir el 100% de las competencias, conocimientos y herramientas para tener plenas competencias en cuidados intensivos y en dolor. En el resto del mundo la especialidad son cinco años.

Las competencias que ahora tienen los médicos anestesistas españoles sobre cuidados intensivos en neurología, cardiología, neumología o farmacología son infinitamente superiores a las que se tenían antes. Como muestra está la diferencia de resultados en mortalidad por causa puramente anestésica de hace 50 años y de ahora; antes, había una muerte por cada 1.000 anestesias, actualmente es una cada 200.000. Hemos conseguido reducir la mortalidad de 150 a 200 veces.

“El gran cambio para los anestesistas ha sido tener plenas competencias en el área de cuidados intensivos, en dolor agudo y dolor crónico”

La anestesia es mucho más segura ahora, y no se debe ni a nuevos fármacos ni a nuevas monitorizaciones. La anestesia es una huérfanta farmacológica, la última novedad en fármacos fue el propofol en 1986. Desde entonces ninguna novedad ha mejorado las características o el perfil de seguridad farmacológico. La disminución de la mortalidad se debe al incremento progresivo de conocimientos, herramientas y competencias de los nuevos médicos anestesistas.

¿Qué competencias ha ido ganando el profesional de anestesiología? ¿Se les reconoce esas capacidades?
El gran cambio ha sido tener plenas competencias en el área de cuidados intensivos, en dolor agudo y dolor crónico. En anestesia se necesitan procedimientos de altísima complejidad y hay pacientes complejos, como los casos de trasplantes de corazón, de pulmón o hepáticos y enfermos de muy alta gravedad. Todos estos procedimientos han hecho que, a pesar de tener cirugías muy largas y muy complejas, los enfermos salgan vivos y en unas condiciones mucho mejores que anteriormente.

“La pandemia sirvió para que los compañeros de otras especialidades reconocieran nuestra nuestra versatilidad, transversalidad y capacidad de ampliar las UCI en semanas”

Respecto al reconocimiento en los hospitales, ha habido un antes y un después de la pandemia. Sirvió para que nuestros compañeros de otras especialidades, no solo de cirugía, sino de especialidades médicas, reconocieran nuestras competencias en cuidados intensivos, nuestra versatilidad, transversalidad y capacidad de ampliar las UCI en semanas. Sin las competencias de los anestesistas hubiera sido imposible multiplicar por cuatro o por cinco veces el número de camas UCI en algunas comunidades autónomas.

Sin embargo, todavía queda un gran camino por recorrer hasta que la población nos conozca y hasta que la Administración y los responsables de las direcciones y gerencias de los hospitales entiendan la anestesiología como una especialidad transversal que genera y potencia el poder de los hospitales. Los que nos dedicamos a la gestión sabemos que un hospital es más fuerte cuanto más fuerte es su servicio de anestesia.

“Los que nos dedicamos a la gestión sabemos que un hospital es más fuerte cuanto más fuerte es su servicio de anestesia”

Anestesiología es una de las especialidades médicas que tiene déficit de profesionales. ¿Por qué se da esta falta de anestesistas?
En primer lugar hay que saber analizar el tipo de hospital y la comunidad autónoma. En los hospitales comarcales la falta de profesionales no se da solo en anestesia, sino en otras muchas especialidades. Es una cuestión puramente de gestión sanitaria. Si el salario como anestesista en un hospital de primer nivel, con todas las áreas de la especialidad, con cuidados intensivos, con unidad de dolor, con cirugía cardiaca, etc. es el mismo que en un hospital con condiciones laborales más duras, en las que hay que hacer el doble de guardias por falta personal y no hay opciones de desarrollo profesional porque no se hacen todas las cirugías complejas, los anestestistas se van a ir si pueden a un hospital de mayor tamaño.

Este problema no se soluciona incrementando el número de anestesistas, aunque se formen miles de anestesistas más seguirán sin querer ir a los hospitales comarcales. La solución en estos centros pasan por dos vías: mejorar las condiciones laborales con incentivos económicos y de formación, con más días libres para formarse y posibilidad de hacerlo en otros hospitales, y fusionar los hospitales comarcales con hospitales grandes, con un solo servicio de anestesia encargado de dar servicio a todos los hospitales de cada complejo sanitario. Los médicos asumen el reparto de guardias y la asistencia en esos hospitales comarcales y, a cambio, tienen los benificios que ofrece un hospital grande.

“Aunque se formen miles de anestesistas más seguirán sin querer ir a los hospitales comarcales. La solución pasa por mejorar las condiciones con incentivos económicos y de formación y la fusión de hospitales comarcales con otros más grandes”

Existe otro problema en las comunidades autónomas. Algunas, como Madrid, que es el ejemplo a seguir, siempre saca el 100% de las plazas de anestesia acreditadas por la Comisión Nacional de la especialidad. La consecuencia es que en Madrid formamos a muchos más residentes de los que necesitamos y luego se van a otras comunidades. En cambio, otras como Extremadura, Cataluña o Baleares sacan entre un 20% y un 30% de plazas menos de las que podría sacar. Esto hace que falten anestesistas. Tenemos un informe de la Comisión Nacional que indica que, si el Ministerio de Sanidad, que al final decide las plazas que se convocan, hubiese sacado el 100% de las plazas acreditadas por la Comisión Nacional, ahora sobrarían muchísimos anestesistas.

¿Están mal dimensionadas las plantillas de anestesistas?
Esta es la gran pregunta del sistema. La Administración sigue sin entender que los hospitales son más fuertes cuantos más anestesistas tiene. La asistencia de anestesistas en áreas de intervencionismo, fuera de los quirófanos, está creciendo exponencialmente. Sin embargo, las plantillas de anestesia se siguen dimensionando con las fórmulas arcaicas de un anestesista por quirófano. Hay que dimensionar las plantillas con 1,6 o 1,7 anestesistas por quirófano y por cada puesto asistencial fuera de los quirófanos.

“Si el Ministerio de Sanidad hubiese sacado el 100% de las plazas acreditadas por la Comisión Nacional ahora sobrarían muchísimos anestesistas”

No se entendió la pérdida de oportunidad que supuso la pandemia, cuando las comunidades autónomas incrementaron las plantillas estructurales de los hospitales hasta en un 30% con especialidades como medicina interna, urgencias, geriatría o medicina intensiva, pero prácticamente ningún hospital aumento la plantilla estructural de anestesistas. Ahora, esas plantillas que aumentaron están sobredimensionadas. Con el fin de la pandemia, vuelven a interesar las listas de espera quirúrgicas y, nuevamente, estamos con falta de anestesistas.

Lo que falta es análisis, sentido común y que la Administración pregunte a las sociedades científicas. Sedar advirtió a las comunidades autónomas que había que aumentar un 30% el número de anestesistas. Si hubieran hecho caso, ahora no tendríamos los problemas que la propia Administración ha generado por no ser capaces de llegar a consensos y de preguntar a quienes conocen la realidad de los hospitales.

“Las plantillas de anestesia se siguen dimensionando con las fórmulas arcaicas de un anestesista por quirófano”

¿Se valora de forma adecuada entre el resto de especialidades y en las propias direcciones hospitalarias al profesional de la anestesia?
Cada vez valoran más nuestra profesionalidad como los garantes de seguridad del paciente. El gran valor que aporta anestesiología son sus competencias en múltiples especialidades para conseguir integrarlas en un solo médico que garantice al 100% la seguridad del enfermo. Ese es nuestra misión irrenunciable.

Especialidades que necesitan de nuestra actuación fuera de quirófano siempre la prefieren a tener que sedar ellos. Si en algún sitio no se hace es por falta de gestión de la Administración. El gran problema al que nos enfrentamos es la visión de las direcciones de hospitales, gerencias hospitalarias y consejerías de sanidad. Por desgracia, nos siguen considerando el médico necesario para abrir un quirófano y, por tanto, necesario para disminuir la lista de espera quirúrgica. Nos llevan a lo que en gestión se llama “un mal necesario”, cuando somos los que más valor aportamos al sistema.

“En la pandemia se incrementaron hasta un 30% las plantillas estructurales con otras especialidades, pero no con anestesistas. Ahora vuelven a interesar las listas de espera quirúrgicas y nuevamente estamos con falta de anestesistas”

Estamos viendo decisiones unilaterales por parte de gerentes, nos quitan las UCI de anestesia, las quirúrgicas y reanimación. También quieren quitarnos las consultas de preanestesia y las áreas de sedación. Esta visión tan reduccionista y absurda que todavía tien  la Administración de los anestesistas es nuestro gran caballo de batalla.

¿A qué retos tiene que hacer frente la especialidad y la propia sociedad científica en los próximos años?
El primer gran reto es que los anestesistas se paren a reflexionar y se den cuenta de que los únicos responsables del desconocimiento del valor de nuestra especialidad frente a la sociedad y la Administración somos nosotros. El segundo gran reto es que seamos plenamente conscientes del valor que aporta nuestra especialidad y tengamos un sentimiento profundo de orgullo de ser médicos anestesistas para luchar por transmitir todo lo que aportamos. Tenemos que ser parte de la solución de los problemas en la sanidad.

“Falta es análisis, sentido común y que la Administración pregunte a las sociedades científicas”

Es un gran reto incrementar nuestro nivel de liderazgo en nuestro día a día y como jefes clínicos, tutores de residentes y jefes de servicio, que son la punta de lanza de la especialidad. El poder que nuestros servicios tengan en la gestión de los hospitales dependerá del nivel de liderazgo de cada uno de sus jefes de servicio. Ahí radica el futuro de nuestra especialidad.