El test de Apgar valora la viabilidad del recién nacido en los primeros minutos de vida

Sí, Apgar es un apellido, el de una Dra. en anestesiología, de nombre Virginia.

Con vocación de cirujano, el sexismo imperante en los años 30 del siglo XX la llevó hacia la anestesiología, de la que se convirtió en pionera. También asentó las bases de la medicina perinatal con la mejoría de la atención al recién nacido y el estudio de las malformaciones congénitas.

Su famoso test de Apgar nació de una determinación: los niños que nacían en su quirófano no dejarían de respirar.

“Nobody, but nobody, is going to stop breathing on me!” 

Virginia Apgar

(¡nadie, absolutamente nadie, va a dejar de respirar en mi presencia!)

Para ello desarrolló un método que le permitía, de forma rápida y sencilla, valorar la viabilidad del recién nacido. El test de Apgar se publicó por primera vez en el número de julio-agosto de 1953 de la revista Current Reasearches in Anesthesia and Analgesia con el título «A Proposal for a New Method of Evaluation of the Newborn Infant.» – la elegancia y sencillez del estudio acrecientan la admiración de quien lo lee – y enseguida empezó a utilizarse en todas las maternidades.

El test de Apgar redujo la mortalidad neonatal y asentó las bases de la neonatología moderna. En palabras de la propia Apgar, lo que pretendía con su método era una clasificación simple y clara del estado de los recién nacidos para poder comparar los resultados de las distintas prácticas obstétricas, de las pautas analgésicas y de la resucitación del recién nacido.

La historia del test de Apgar